martes, agosto 18, 2009

ensalada

Una ensalada de ideas encontré un día abajo de mi cama... ¿o fue en ese bosque?
Lo importante es que la encontré ahí, perfectamente mezclada, con un desorden envidiable, con mucho conocimiento del caos.
Tomé esa ensalada y la comí, o la aspiré... quizás la fumé o la inyecté en los dedos de mis pies, porque no me da impresión. Y fue perfecto.
Los árboles de ese bosque, o de abajo de mi almohada... ¿o era mi cama?
Los árboles eran, obviamente, rojos. Sus grandes hojas desprendían ese olor a rojo verano tan particular en esos años, que me daban ganas de andar en bicicleta sobre sus raíces. La ensalada hacía efecto y todo me gustaba cada vez más.
Las ideas iban y venían en mi interior, provocándome unas cosquillas incontrolables que me hacían reír por horas, hasta quedarme dormida. Por suerte los bosques son los mejores lugares para dormir.
No recuerdo qué soñé, pero recuerdo haber despertado con esa melodía en mi cabeza. ¡Sí! esa melodía que todos conocemos muy bien, y a veces nos da miedo. A mí me encantaba.
Me puse a cantarla sin vergüenza frente a esa multitud muda que se había reunido para esclavizar los rojos árboles, que de a uno se habían desmayado, quebrando el suelo.
Canté con tanta fuerza, que el mundo entero lloró a la vez.
Nunca olvidamos ese día. Tampoco lo volvimos a mencionar.

No hay comentarios.: